martes, 9 de junio de 2009

15 de Julio Kay

Me había dado la dirección una amiga; era como una especie de fábrica restaurada y transformada en un gimnasio. Pase por una pequeña puerta que estaba en un lateral de la fachada, al lado de una gran ventana de cristal opaco, que velaba por momentos el interior de un sitio con matices interesantes.

De repente me vi rodeada de boxeadoras que me doblaban la estatura y lo que no era la estatura. Parecían intimidarme con sus miradas; pensé yo, era un pez entre tiburones, no sabía si seguir o salir corriendo, pero una voz familiar me salvo de una estampida segura.

Me presento a varias entrenadoras, que me miraban como diciendo, es evidente que no vienes a dar clases de boxeo. Claro que era evidente, vaya!, me soplan las bigardas y me mandan a pinto!

La profesora de defensa personal estaba ocupada, tardaría unos minutos; así que me invitaron a una taza de café mientras esperaba. Podía verla trabajar con alguien en un entrepiso que estaba justo por encima de la zona de entrenamiento de las boxeadoras.

Parecía una persona seria, estaba concentrada en su trabajo, en los movimientos que enseñaba a su alumna. Aunque daba clases de defensa personal, tenia cuerpo de boxeadora, por lo menos eso deduje, yo solita, de mis cinco minutos de experiencia anatómica con ellas.

Sus ojos esquivaban las miradas fijas de la chica que estaba entrenando; estaban tristes, recordando cosas dolorosas, que a veces hacían que perdiese la concentración. Pensé por que una mujer tan atractiva desprendía esa tristeza, imagine amantes infieles que le habían roto el corazón.

Era de espalda ancha, sus brazos fibrosos sujetaban con fuerza a una muñequita escuálida que parecía que se iba a romper. Dentro de unos días, esa seria yo. De repente sus ojos se volvieron a perder.

Alex me despertó de mi ensimismamiento, me ofreció otra taza de café y mientras charlaba conmigo un rato, nos poníamos al día de nuestras pequeñas vidas; yo seguía creando una en mi mente de alguien que no conocía.

- Hola!
- Ella es Maxi
- Encantada

2 comentarios:

Ambar dijo...

será que ella a rotos corazones y por eso la mirada triste, puede ser una variable también, no?

saludos

Eva dijo...

Creo que depende en que situacion nos encontremos en el momento de leer la historia , la tomaremos por un camino o por otro.
Me gusta que lo hayas visto de forma distinta que la mia
Gracias por pasarte por aqui.